Comparativa C5 vs Mondeo
MensajePublicado:06 Dic 2011, 12:58
Otra comparativa en autopista.es entre el C5 2.2 y el Mondeo 2.2:
La distancia que separa a las marcas generalistas de las denominadas premium cada vez es más pequeña, eso por no decir que en algunos casos se trata de una separación más psicológica que material. A continuación, te proponemos dos ejemplos interesantes que pueden suponer una alternativa a las caras berlinas alemanas que todo el mundo tendrá en mente.
Comparamos un Citroën C5 y un Ford Mondeo con sus motores Diesel más potentes, equipados prácticamente con todo el lujo y tecnología que son capaces de ofrecer sus respectivas marcas, hasta el punto de incrementar sus facturas finales hasta rondar los 40.000 euros, que es más o menos lo que cuesta un Mercedes, un Audi o un BMW de equivalente potencia y tamaño pero en sus versiones básicas.
Habrá a quien le parezca demasiado dinero para gastar en un modelo generalista y habrá a quien lo que le parezca caro sean sus rivales premium, que si se equipan como estos dos modelos que comparamos subirán su precio final mucho más allá de los 40.000 euros. Si la pasión por llevar algo «de marca» no es su problema, siga leyendo.
Citroën C5 y Ford Mondeo se enfrentan aquí con el mismo motor Diesel 2.2 de 200 CV —esta mecánica también la monta Jaguar pero con 190 CV—, caja de cambios automática y el acabado tope de gama. En el caso del francés, con este Diesel no hay otra opción: ha de ser con acabado Exclusive, el cambio automático y la suspensión hidroneumática —con otros motores se puede elegir el chasis con muelles convencionales y el cambio manual—. Ford deja algo más de libertad, ya que con el 2.2 TDCi se puede decidir entre la carrocería de cuatro o cinco puertas —los dos coches también ofrecen la familiar—, el cambio manual o automático y el acabado Titanium o Titanium S.
Sobre suspensiones
El Ford cuenta con un sistema de suspensión adaptativa —opcional denominada CCD— en la que los amortiguadores están monitorizados continuamente, ajustando sus características de dureza en compresión y extensión en tiempo real. A esto se le suma la posibilidad, por parte del conductor, de elegir tres modos de actuación: ‘Normal’, ‘Confort’ o ‘Sport’. Citroën opta por su particular suspensión Hidractiva III Plus, en la que no hay ni muelles ni amortiguadores, sino un sistema hidroneumático que actúa constantemente sobre la dureza de suspensión, la altura y el nivel de la carrocería.
Estos dos sistemas hacen que el comportamiento del C5 y el Mondeo sean radicalmente distintos, sin que por ello uno sea el malo y el otro el bueno; es más una cuestión de gustos personales. El Citroën es una especie de ‘alfombra voladora’, resulta mucho más confortable que su rival en cualquier circunstancia, ya sea con el coche vacío o cargado, carretera de baches o autovías de asfalto impecable, sobre todo de las primeras. Es, sin duda, mucho más cómodo de amortiguación que el Ford, que no es incómodo, pero también lo es más que el resto de rivales del mercado. Además, cuenta con la particularidad de poder elevar la altura de la carrocería a voluntad del conductor, con las ventajas que eso tiene a la hora de subirse a un bordillo, pasar lentamente por un enorme charco o aparcar fuera de la calzada. Cada coche se adapta mejor a unos gustos u otros. Si estás buscando precisión, o mejor dicho, sentir la precisión, en el Ford tendrás un buen aliado.
El C5 también dispone de esa precisión, ya que es tan ágil como su rival, pero la filtra más, mucho más, hasta el punto que para un conductor dinámico puede no ser la elección adecuada. Su tren delantero es obediente y rápido, pero está tan pensado para esconder los defectos del asfalto y mantener la carrocería plana que no deja claro dónde está el límite de adherencia del coche cuando se quiere circular rápido; ya les hemos comentado otras veces que quien les escribe este artículo incluso se marea cuando intenta ir rápido de verdad con este coche en zona de curvas desconocida, aun reconociendo que para una conducción normal es uno de los mejores sistemas de amortiguación que hay.
Eso sí, el que pruebe este coche con esta suspensión y le guste es posible que no quiera ni ver otra cosa. El Ford tiene un comportamiento más normal. Gusta su más que correcto tren trasero, que tiende a insinuarse bien poco sin perjudicar al delantero. La suspensión DCC, que se la recomendamos, se disfruta más en el modo normal, ya que por defecto toma las leyes de la posición confort y las va transformando a Sport automáticamente a medida que se aumenta el ritmo; en ciudad el modo confort es el idóneo, mientras que el Sport lo pondremos en contadas ocasiones, ya que el coche es igual de efectivo en los tres modos, sólo cambia la sensación de dureza.
Pocas veces encontramos en una comparativa tanta igualdad prestacional como la aquí mostrada. No sorprende, puesto que ambos modelos han pesado prácticamente lo mismo, disponen del mismo motor y sus diferencias aerodinámicas parecen no existir. El 2.2, que Citroën denomina HDi y Ford TDCi es idéntico en los dos casos, y eso que en las fichas técnicas cada uno anuncia una potencia distinta, 204 CV el C5 y 200 CV el Mondeo —buscan distinción traduciendo los kW con distintas normativas—. Se trata del mismo cuatro cilindros que antes tenían —anunciaban 170 y 175 CV respectivamente— pero que fue remodelado el pasado año por completo. Incorpora inyectores piezoeléctricos —más rápidos y precisos a la hora de realizar varias inyecciones en un mismo ciclo de combustión— de 8 agujeros, alimentados por un raíl común que les permite hasta 1.800 bares de presión. También dispone de un rediseño de la cámara de combustión en la parte de la culata, materiales insonorizantes y un módulo de gestión electrónica más eficaz.
Con estas modificaciones los dos coches han ganado en lo mismo: prestaciones, consumos y confort. El anterior vacío que existía a bajas vueltas ha desaparecido, al menos en estas dos versiones automáticas —su electrónica no nos ha permitido medir la curva de potencia en ninguno de los dos. El nivel prestacional es muy bueno en los dos casos y se puede rodar a muy buen ritmo, entre medio y un segundo más rápido que antes pero con un consumo similar. Hablamos de los dos en conjunto porque si se fijan en la tabla de tiempos la diferencia es difícilmente apreciable.
Estamos ante dos coches de generosas dimensiones, por lo que no es de extrañar que dentro el espacio sea tan bueno. El C5 no plantea problema alguno de espacio; delante se viaja cómodo y detrás hay que jugar en la NBA para tener problemas serios de espacio para las piernas o con el techo, medidas que el Mondeo incluso se atreve a mejorar. Los dos mantienen el defecto común de la plaza central trasera, que no es tan cómoda como el resto. La capacidad del maletero del Mondeo es de las mejores del mercado, a lo que hay que sumar la versatilidad que le permite su enorme portón, que permite cargar objetos grandes sin problemas. Por contra, ese mismo maravilloso portón toma demasiada altura cuando está abierto, por lo que le recomendamos que lo abra en el concesionario y compruebe si alcanza a cerrarlo y si no va a ser problema en su garaje.
¿Qué opinas? Deja tus comentarios; los más interesantes se publicarán en la revista autopista. Si lo prefieres, debate esta noticia en nuestros foros.
En general la vida a bordo en los dos coches es agradable. Los ruidos exteriores están bien filtrados, los climatizadores trabajan bien —el Ford tiene una más que recomendable refrigeración de asientos delanteros— y hay buena ergonomía general. Del C5 no nos gusta el volante con la parte central fija, sobre todo si se tienen las manos grandes —hay a quien gusta y no lo ve como problema—, y los reflejos del tapizado del salpicadero sobre el parabrisas. En ambos acabados tope de gama, basta ver las fotos, la presentación es impecable.
La igualdad mostrada en todos los apartados también se traslada a la seguridad. De serie están a la par, con los mismos airbag —incluyen el de rodillas—, los faros antiniebla, los anclajes Isofix para sillas infantiles y los controles de tracción y estabilidad de serie. En opción dejan elementos alternativos como pueden ser los asistentes de cambio de carril o la detección de vehículos en ángulos muertos, sistemas interesantes y que cumplen su cometido.
Precio a nivel Premium
Caros o baratos, según se mire y se compare con la competencia, premium incluidos. Entre los dos el Ford es el que más barato sale, puesto que cuenta con una versión más económica y, si los equipamos a tope de cosas, también aporta algo más de economía. Como precio base el Citroën cuesta 32.750 euros —hablamos en todos los casos de precios con el descuento oficial de la marca ya incluido— y el Ford 30.900 euros. Si los equipamos a tope, pero a igualdad de opciones, el C5 aumenta el precio hasta los 44.550 euros, mientras que el Ford se queda en los 37.400 euros.
Lo mejor Citroën C5
- Suspensión reg. en altura
- Equipamiento
- Confort de marcha
Lo mejor Ford Mondeo
- Capacidad maletero
- Comportamiento
- Habitabilidad
Lo peor Citroën C5
- Reflejos parabrisas
- Único acabado
- Tren del. poco informativo
Lo peor Ford Mondeo
- Opciones agrupadas
- Plazos mantenimiento
- Altura portón abierto
Saludos.
La distancia que separa a las marcas generalistas de las denominadas premium cada vez es más pequeña, eso por no decir que en algunos casos se trata de una separación más psicológica que material. A continuación, te proponemos dos ejemplos interesantes que pueden suponer una alternativa a las caras berlinas alemanas que todo el mundo tendrá en mente.
Comparamos un Citroën C5 y un Ford Mondeo con sus motores Diesel más potentes, equipados prácticamente con todo el lujo y tecnología que son capaces de ofrecer sus respectivas marcas, hasta el punto de incrementar sus facturas finales hasta rondar los 40.000 euros, que es más o menos lo que cuesta un Mercedes, un Audi o un BMW de equivalente potencia y tamaño pero en sus versiones básicas.
Habrá a quien le parezca demasiado dinero para gastar en un modelo generalista y habrá a quien lo que le parezca caro sean sus rivales premium, que si se equipan como estos dos modelos que comparamos subirán su precio final mucho más allá de los 40.000 euros. Si la pasión por llevar algo «de marca» no es su problema, siga leyendo.
Citroën C5 y Ford Mondeo se enfrentan aquí con el mismo motor Diesel 2.2 de 200 CV —esta mecánica también la monta Jaguar pero con 190 CV—, caja de cambios automática y el acabado tope de gama. En el caso del francés, con este Diesel no hay otra opción: ha de ser con acabado Exclusive, el cambio automático y la suspensión hidroneumática —con otros motores se puede elegir el chasis con muelles convencionales y el cambio manual—. Ford deja algo más de libertad, ya que con el 2.2 TDCi se puede decidir entre la carrocería de cuatro o cinco puertas —los dos coches también ofrecen la familiar—, el cambio manual o automático y el acabado Titanium o Titanium S.
Sobre suspensiones
El Ford cuenta con un sistema de suspensión adaptativa —opcional denominada CCD— en la que los amortiguadores están monitorizados continuamente, ajustando sus características de dureza en compresión y extensión en tiempo real. A esto se le suma la posibilidad, por parte del conductor, de elegir tres modos de actuación: ‘Normal’, ‘Confort’ o ‘Sport’. Citroën opta por su particular suspensión Hidractiva III Plus, en la que no hay ni muelles ni amortiguadores, sino un sistema hidroneumático que actúa constantemente sobre la dureza de suspensión, la altura y el nivel de la carrocería.
Estos dos sistemas hacen que el comportamiento del C5 y el Mondeo sean radicalmente distintos, sin que por ello uno sea el malo y el otro el bueno; es más una cuestión de gustos personales. El Citroën es una especie de ‘alfombra voladora’, resulta mucho más confortable que su rival en cualquier circunstancia, ya sea con el coche vacío o cargado, carretera de baches o autovías de asfalto impecable, sobre todo de las primeras. Es, sin duda, mucho más cómodo de amortiguación que el Ford, que no es incómodo, pero también lo es más que el resto de rivales del mercado. Además, cuenta con la particularidad de poder elevar la altura de la carrocería a voluntad del conductor, con las ventajas que eso tiene a la hora de subirse a un bordillo, pasar lentamente por un enorme charco o aparcar fuera de la calzada. Cada coche se adapta mejor a unos gustos u otros. Si estás buscando precisión, o mejor dicho, sentir la precisión, en el Ford tendrás un buen aliado.
El C5 también dispone de esa precisión, ya que es tan ágil como su rival, pero la filtra más, mucho más, hasta el punto que para un conductor dinámico puede no ser la elección adecuada. Su tren delantero es obediente y rápido, pero está tan pensado para esconder los defectos del asfalto y mantener la carrocería plana que no deja claro dónde está el límite de adherencia del coche cuando se quiere circular rápido; ya les hemos comentado otras veces que quien les escribe este artículo incluso se marea cuando intenta ir rápido de verdad con este coche en zona de curvas desconocida, aun reconociendo que para una conducción normal es uno de los mejores sistemas de amortiguación que hay.
Eso sí, el que pruebe este coche con esta suspensión y le guste es posible que no quiera ni ver otra cosa. El Ford tiene un comportamiento más normal. Gusta su más que correcto tren trasero, que tiende a insinuarse bien poco sin perjudicar al delantero. La suspensión DCC, que se la recomendamos, se disfruta más en el modo normal, ya que por defecto toma las leyes de la posición confort y las va transformando a Sport automáticamente a medida que se aumenta el ritmo; en ciudad el modo confort es el idóneo, mientras que el Sport lo pondremos en contadas ocasiones, ya que el coche es igual de efectivo en los tres modos, sólo cambia la sensación de dureza.
Pocas veces encontramos en una comparativa tanta igualdad prestacional como la aquí mostrada. No sorprende, puesto que ambos modelos han pesado prácticamente lo mismo, disponen del mismo motor y sus diferencias aerodinámicas parecen no existir. El 2.2, que Citroën denomina HDi y Ford TDCi es idéntico en los dos casos, y eso que en las fichas técnicas cada uno anuncia una potencia distinta, 204 CV el C5 y 200 CV el Mondeo —buscan distinción traduciendo los kW con distintas normativas—. Se trata del mismo cuatro cilindros que antes tenían —anunciaban 170 y 175 CV respectivamente— pero que fue remodelado el pasado año por completo. Incorpora inyectores piezoeléctricos —más rápidos y precisos a la hora de realizar varias inyecciones en un mismo ciclo de combustión— de 8 agujeros, alimentados por un raíl común que les permite hasta 1.800 bares de presión. También dispone de un rediseño de la cámara de combustión en la parte de la culata, materiales insonorizantes y un módulo de gestión electrónica más eficaz.
Con estas modificaciones los dos coches han ganado en lo mismo: prestaciones, consumos y confort. El anterior vacío que existía a bajas vueltas ha desaparecido, al menos en estas dos versiones automáticas —su electrónica no nos ha permitido medir la curva de potencia en ninguno de los dos. El nivel prestacional es muy bueno en los dos casos y se puede rodar a muy buen ritmo, entre medio y un segundo más rápido que antes pero con un consumo similar. Hablamos de los dos en conjunto porque si se fijan en la tabla de tiempos la diferencia es difícilmente apreciable.
Estamos ante dos coches de generosas dimensiones, por lo que no es de extrañar que dentro el espacio sea tan bueno. El C5 no plantea problema alguno de espacio; delante se viaja cómodo y detrás hay que jugar en la NBA para tener problemas serios de espacio para las piernas o con el techo, medidas que el Mondeo incluso se atreve a mejorar. Los dos mantienen el defecto común de la plaza central trasera, que no es tan cómoda como el resto. La capacidad del maletero del Mondeo es de las mejores del mercado, a lo que hay que sumar la versatilidad que le permite su enorme portón, que permite cargar objetos grandes sin problemas. Por contra, ese mismo maravilloso portón toma demasiada altura cuando está abierto, por lo que le recomendamos que lo abra en el concesionario y compruebe si alcanza a cerrarlo y si no va a ser problema en su garaje.
¿Qué opinas? Deja tus comentarios; los más interesantes se publicarán en la revista autopista. Si lo prefieres, debate esta noticia en nuestros foros.
En general la vida a bordo en los dos coches es agradable. Los ruidos exteriores están bien filtrados, los climatizadores trabajan bien —el Ford tiene una más que recomendable refrigeración de asientos delanteros— y hay buena ergonomía general. Del C5 no nos gusta el volante con la parte central fija, sobre todo si se tienen las manos grandes —hay a quien gusta y no lo ve como problema—, y los reflejos del tapizado del salpicadero sobre el parabrisas. En ambos acabados tope de gama, basta ver las fotos, la presentación es impecable.
La igualdad mostrada en todos los apartados también se traslada a la seguridad. De serie están a la par, con los mismos airbag —incluyen el de rodillas—, los faros antiniebla, los anclajes Isofix para sillas infantiles y los controles de tracción y estabilidad de serie. En opción dejan elementos alternativos como pueden ser los asistentes de cambio de carril o la detección de vehículos en ángulos muertos, sistemas interesantes y que cumplen su cometido.
Precio a nivel Premium
Caros o baratos, según se mire y se compare con la competencia, premium incluidos. Entre los dos el Ford es el que más barato sale, puesto que cuenta con una versión más económica y, si los equipamos a tope de cosas, también aporta algo más de economía. Como precio base el Citroën cuesta 32.750 euros —hablamos en todos los casos de precios con el descuento oficial de la marca ya incluido— y el Ford 30.900 euros. Si los equipamos a tope, pero a igualdad de opciones, el C5 aumenta el precio hasta los 44.550 euros, mientras que el Ford se queda en los 37.400 euros.
Lo mejor Citroën C5
- Suspensión reg. en altura
- Equipamiento
- Confort de marcha
Lo mejor Ford Mondeo
- Capacidad maletero
- Comportamiento
- Habitabilidad
Lo peor Citroën C5
- Reflejos parabrisas
- Único acabado
- Tren del. poco informativo
Lo peor Ford Mondeo
- Opciones agrupadas
- Plazos mantenimiento
- Altura portón abierto
Saludos.