Esta es mi primera publicación en el foro. Comienzo la historia;
En septiembre de 2019 busqué sustituto del que entonces era mi coche de diario y visitando varios concesionarios de compraventa de segunda mano, encontré un C5 de primera generación granate que me enamoró. El cuadro marcaba 76,473 km, y tras pedir el informe de carfax y llamar a las ITV s para corroborar la cifra, que resultó para mi sorpresa, ser correcta, lo compré. Está nuevo de chapa e interiores, de algún señor mayor que lo usaría solo los fines de semana pienso yo.
Los viajes son súper cómodos en él y no he conducido otro coche con este nivel de suavidad.
Al principio, tuve problemas con la electrónica. Comenzó a las dos semanas de la compra, con un ralentí inestable (parecía que se calaba él solo), falta de potencia e incluso alguna vez perdí el acelerador. Aún no sé como fui capaz de sacarlo de la rampa del garaje para llevarlo al taller. Pronto apareció el mensaje "anomalía antipolución" y se encendió el testigo de motor y service, limitándome la potencia, unas veces sí, otras no... Tras una visita a taller Bosh y enchufar el diagnóstico, resultó ser el "sensor de la rampa", así lo llamaron, que para mí era el sensor de la mariposa, aunque desconozco exactamente el nombre. En otras palabras, era el sensor que medía el caudal del aire que entra al motor. Repararon las conexiones del sensor y pareció solucionarse por un tiempo, que fue por desgracia, demasiado corto.
Pronto tuve que cambiar el sensor porque volvía a las andadas, y desde entonces no he tenido ningún problema con el coche. Los 12.000 km siguientes sólo me ha dado alegrías, hasta el lunes 17 de agosto.
Volviendo a casa, un viaje de 300 km muy esperado por ver a la familia tras los meses de confinamiento, el coche me dejó tirado. Os contaré como ha sido, porque he comprobado que en otros foros ha pasado algo similar con los primos de Citroën.
Al salir de Landete, en dirección sur hacia Utiel, y alcanzar la velocidad de carretera, noté como si hubiera levantado de golpe el pie del acelerador, que no era el caso, pero comencé a perder velocidad, con el motor en marcha. Por más que pisaba el acelerador, nada. 90, 70 y cuarta, 50 y tercera, 25 cambio a segunda, intentando siempre recuperar potencia con marchas cortas, y pisando a fondo el acelerador. Fue inútil.
A 20 km/h ya entro en el arcén poniéndome en lo peor, y antes de detenerme del todo, el motor se apagó solo, y ya detuve el coche por completo. El testigo del motor estaba encendido, y Service también, pero en la pantalla no aparecía mensaje textual, sino la radio que iba escuchando. Intenté volver a arrancarlo, tres veces, sin éxito, el motor de arranque hacía el intento, pero el motor no terminaba de arrancar.
Chaleco, triángulos y con mil ojos porque estaba en una vaguada donde no se podía adelantar. El seguro Mapfre me cubrió el desplazamiento, yo en taxi, y el coche en grúa, que llegó a la mañana siguiente a mi ciudad. En el taller están de vacaciones, las fechas mandan, y se me ha quedado la duda de qué ha podido ser hasta que vuelvan dentro de pocos días.
El taxista que me trajo hasta casa me comentaba que sus compañeros, años atrás, tenían el mismo motor en sus taxis y habían llegado al millón de kilómetros, que no me preocupara que podría ser algún rodamiento del alternador, cosa de poco decía..
Yo sospecho de los problemas eléctricos que ya explico más arriba, del alternador o un tubo de vacío deteriorado, pero ni idea. Soy aficionado del motor, pero por desgracia, no soy mecánico, así que os quería preguntar si alguna vez os ha pasado algo parecido, qué fue lo que falló y si fue caro de reparar en su caso.
Si no lo sabéis, al menos, espero que os entretenga la historia.
Saludos.
En septiembre de 2019 busqué sustituto del que entonces era mi coche de diario y visitando varios concesionarios de compraventa de segunda mano, encontré un C5 de primera generación granate que me enamoró. El cuadro marcaba 76,473 km, y tras pedir el informe de carfax y llamar a las ITV s para corroborar la cifra, que resultó para mi sorpresa, ser correcta, lo compré. Está nuevo de chapa e interiores, de algún señor mayor que lo usaría solo los fines de semana pienso yo.
Los viajes son súper cómodos en él y no he conducido otro coche con este nivel de suavidad.
Al principio, tuve problemas con la electrónica. Comenzó a las dos semanas de la compra, con un ralentí inestable (parecía que se calaba él solo), falta de potencia e incluso alguna vez perdí el acelerador. Aún no sé como fui capaz de sacarlo de la rampa del garaje para llevarlo al taller. Pronto apareció el mensaje "anomalía antipolución" y se encendió el testigo de motor y service, limitándome la potencia, unas veces sí, otras no... Tras una visita a taller Bosh y enchufar el diagnóstico, resultó ser el "sensor de la rampa", así lo llamaron, que para mí era el sensor de la mariposa, aunque desconozco exactamente el nombre. En otras palabras, era el sensor que medía el caudal del aire que entra al motor. Repararon las conexiones del sensor y pareció solucionarse por un tiempo, que fue por desgracia, demasiado corto.
Pronto tuve que cambiar el sensor porque volvía a las andadas, y desde entonces no he tenido ningún problema con el coche. Los 12.000 km siguientes sólo me ha dado alegrías, hasta el lunes 17 de agosto.
Volviendo a casa, un viaje de 300 km muy esperado por ver a la familia tras los meses de confinamiento, el coche me dejó tirado. Os contaré como ha sido, porque he comprobado que en otros foros ha pasado algo similar con los primos de Citroën.
Al salir de Landete, en dirección sur hacia Utiel, y alcanzar la velocidad de carretera, noté como si hubiera levantado de golpe el pie del acelerador, que no era el caso, pero comencé a perder velocidad, con el motor en marcha. Por más que pisaba el acelerador, nada. 90, 70 y cuarta, 50 y tercera, 25 cambio a segunda, intentando siempre recuperar potencia con marchas cortas, y pisando a fondo el acelerador. Fue inútil.
A 20 km/h ya entro en el arcén poniéndome en lo peor, y antes de detenerme del todo, el motor se apagó solo, y ya detuve el coche por completo. El testigo del motor estaba encendido, y Service también, pero en la pantalla no aparecía mensaje textual, sino la radio que iba escuchando. Intenté volver a arrancarlo, tres veces, sin éxito, el motor de arranque hacía el intento, pero el motor no terminaba de arrancar.
Chaleco, triángulos y con mil ojos porque estaba en una vaguada donde no se podía adelantar. El seguro Mapfre me cubrió el desplazamiento, yo en taxi, y el coche en grúa, que llegó a la mañana siguiente a mi ciudad. En el taller están de vacaciones, las fechas mandan, y se me ha quedado la duda de qué ha podido ser hasta que vuelvan dentro de pocos días.
El taxista que me trajo hasta casa me comentaba que sus compañeros, años atrás, tenían el mismo motor en sus taxis y habían llegado al millón de kilómetros, que no me preocupara que podría ser algún rodamiento del alternador, cosa de poco decía..
Yo sospecho de los problemas eléctricos que ya explico más arriba, del alternador o un tubo de vacío deteriorado, pero ni idea. Soy aficionado del motor, pero por desgracia, no soy mecánico, así que os quería preguntar si alguna vez os ha pasado algo parecido, qué fue lo que falló y si fue caro de reparar en su caso.
Si no lo sabéis, al menos, espero que os entretenga la historia.
Saludos.