En Barcelona no hay Renault (salvo los Laguna de primera generación y algún R-21 que todavía queda) porque en su momento hubo un marrón muy grande con los Laguna de primera generación: resulta que rompían la correa de distribución como si nada...y los taxistas afectados le montaron un pollo a la marca. El resultado fue que la marca recompró todos los coches a aquel que los quisiera vender, por la nada despreciable cifra de 1.800.000 pta. Hubo más de uno que hizo el negocio de su vida: se sacó de encima un Laguna que iba bien, y se compró un Xantia 2.1 TD...que ya no le fue tan bien (algunos de esos motores salieron malos).
Desde entonces, Renault no quiere ni oir hablar de los taxis...y mejor para ellos, porque sus primos-hermanos, los Nissan Primera, son una fuente inagotable de problemas (otra marca que también tendrá que visitar los tribunales).
Como me dijo un día un vendedor de SEAT, el taxista puede ser un cliente cojonudo: si el coche le sale bien, te hará vender muchos coches a particulares. Pero ay...como le salga malo...vas a perder ventas de ese modelo como no te puedes ni imaginar.
En cuanto al parque móvil de vehículos autotaxi, ésta es su situación en Barcelona: