Y si de pulpo y tradiciones estamos hablando, nada mejor que irse a tomar pulpo á feira a la única provincia gallega que no tiene mar, si, si Ourense es el mejor lugar para probar el pulpo al estilo gallego, y esa tradición orensana nació en O Carballiño. La historia surge en el monasterio cisterciense de Oseira, cerca de Carballiño, donde se cobraban rentas a varias localidades costeras, entre ellas Marín que se aficionó a enviarles a los monjes tributos en especies: pulpos. Tanto cefalópodo en orense era difícil de consumir (en aquel entonces el pulpo no se cotizaba tanto como ahora), de modo que las parroquias circundantes al monasterio comenzaron a comercializar el pulpo como complemento a sus labores agrícolas. En ferias y romerías, preparaban y vendían el pulpo, creando así una naciente demanda por este arte culinario que a partir del siglo XVII se iría extendiendo al resto de la provincia y con el avance de las comunicaciones al resto del territorio, de ahí la denominación de “polbo á feira“. Tradición que por otro lado se sigue manteniendo: el de Carballiño sigue siendo el mejor pulpo á feira pero además los domingos en cualquier pueblo o incluso en la propia ciudad de Ourense hay feriantes de pulpo: un camping gas, una tartera gigante de cobre, unos cuantos pulpos, pimientos picante y dulce, sal y aceite, y te lo puedes llevar en una bolsa plástica para la comida del domingo con tu familia. Eso si, si es posible no hay nada como tomarlo en plato de madera.
Eso si, influye el viajecito de llegar hasta ayí